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Concierto. Joe Lynn Turner y Big Noize. 21 de Mayo de 2009

Joe Lynn Turner y Big Noize. Sala Heineken 21 de mayo de 2009

No es desconocido que Joe Lynn Turner tiene un cariño especial por nuestro país. Desde hace varios años nos visita con relativa frecuencia en conciertos que, si bien no son multitudinarios, suelen dejar un gran sabor de boca entre los asistentes. Y es que el que fuera cantante de Rainbow posee una carrera en solitario con discos realmente interesantes y sus conciertos ofrecen una honestidad fuera de dudas. En esta ocasión Joe Lynn Turner ha planteado la gira junto a Big Noize, una super banda creada con amigos para hacer sobre los escenarios versiones de temas míticos, de esas canciones que todos conocemos y que disfrutamos cantando en cualquier concierto. Qué mejor que juntarse con Carlos Cavazo, el que fuera guitarrista de Quiet Riot, Simon Wright, muy conocido por su etapa como batería de AC/DC y Dio, Phil Soussan, bajista de Ozzy y Vince Neil y Eric Norlander, teclista y marido de Lana Lane. Un grupo de amiguetes que disfrutan haciendo versiones y traspasan el buen rollo al público desde el primer minuto.

No presentaba una buena entrada inicialmente la sala Heineken, aunque al final al menos la mitad del auditorio se cubriera. Pero la avalancha de conciertos y lo elevado del precio de las entradas llevaría a que, ante la perspectiva de ver un concierto centrado en versiones, muchos optaran por no hacer acto de presencia. Una pena, puesto que sin duda se perdieron un concierto que, sin ser el mejor en el que hemos podido ver a Joe Lynn, tuvo ese punto de diversión, de cantar en comunión con la banda, de vibrar con temas inolvidables, que en otros conciertos es más difícil de vivir.

Con cerca de 20 minutos de retraso sobre la hora prevista (en esta ocasión afortunadamente no hubo esos incomprensibles adelantos que llevan a que haya gente que se pierda el comienzo del concierto) comenzaban a sonar los acordes de “Mob Rules” de Black Sabbath. Un tema complicado para arrancar, dado que las exigencias vocales son muy elevadas, pero Joe las pasó con solvencia. En buena forma, con su pelucón (nunca diremos que no sea propio) el inconfundible vocalista levantó los primeros puños de la noche. De Black Sabbath con DIO a Ozzy Osbourne y su “Crazy Train”, interpretada de forma magistral por Carlos Cavazo y nuevamente tributo a DIO con “Rainbow in the dark”, en esta ocasión menos brillante, especialmente por la dificultad de igualar la mágica y potente voz de Ronnie James.

Si hay un grupo que todo el mundo quiera recordar son Rainbow, y cuando sonó el primer tema suyo de la noche, “Stone Cold” se notó un incremento en la pasión de un público demasiado parado hasta el momento. Es curioso observar como en los últimos años parece asistirse a los conciertos de forma cada vez más “europea”, más parados y pausados, a la expectativa de lo que suceda encima del escenario. Pero a partir de esta canción el concierto empezó a vivirse de forma más “caliente”.

Rainbow, Ozzy, DIO, pero también sonó “Battlefields” tema compuesto por el grupo para hacer un alegato contra las guerras y de nuevo a recordar el “Smoke on the water” de Deep Purple y aumentar la pasión con los temas de Quiet Riot, “Cumm on feel the noize” y “Metal Health”, que nos trajeron a la memoria al malogrado Kevin Dubrow, imposible de olvidar. Todavía habría tiempo de recordar a AC/DC y sus “Highway to hell” y “Back in black” en los que la voz comenzó a resistirse y a tener serios problemas, especialmente al intentar mantenerse en tonos similares a los de Brian Johnson, lógicamente lejanos a la voz mucho más melódica de Turner. No obstante el cierre con “Highway Star” y “Long live Rock and Roll” hicieron que cualquier crítica por el sonido, e incluso por el cansancio que poco a poco iba mostrándose en Joe Lynn quedase en segundo nivel. Carlos Cavazo con una imagen excelente y tocando realmente bien y un protagonismo mayúsculo de la batería de Simon Wright hicieron maravillas y al final el concierto quedó como una fiesta divertida en la que nadie pudo dejar de cantar durante dos horas. Hubiéramos querido más, pero será en otra ocasión, que seguro no tardará demasiado en llegar. (Texto: Fernando Checa García. Fotos: David Esquitino)