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Hipótesis comprobada (el día que fui "meneado")

El problema de hacer una tesis sobre la web 2.0 y la blogosfera es que es difícil no hablar de ello. A tus amigos, a tu familia y, por supuesto, a tus alumnos. No es fácil poner ejemplos vividos, al menos no lo es para mi. Tiendes a usar los clásicos, los de manual. Pones el ejemplo de Kryptonite, citas a todas horas a Digg y a Meneame, muestras ejemplos citados decenas de veces y te centras en un mensaje: los usuarios de Internet tienen la palabra; la conversación fluye con libertad.

La dificultad real, no obstante, sigue radicando en la comprobación. En que no te lo cuenten o lo leas. En sentirlo y verlo con tus propios ojos. Y eso es lo que hoy ha ocurrido con este blog. Una bitácora con una media de cuarto y mitad de visita diaria. Un blog tan personal que sólo mis alumnos, y no todos, conocen. Y por un cabreo. Un post fruto de la mala leche ante la injusticia que viví el sábado pasado. Y de pronto… ZAS! visitas y más visitas.

Uno, que ejerce de canelo ingenuo de vez en cuando, no entendía lo que pasaba. Más de “cero coma” comentarios en un post. Y vaya si tenía explicación. De pronto la cacareada conversación se hace real. Hubiera preferido no tener que escribir el post. Eso significaría que las injusticias que me enervan no existirían. Pero mira tu por donde, y sin quererlo, la hipótesis ha sido, una vez más, comprobada. La conciencia colectiva, en Internet, existe. La tantas veces citada conversación es real como la vida misma. Con sus ruidos y sus sesgos. Con sus opiniones contradictorias. Imposible de frenar. Imposible de controlar.

Visito con frecuencia Meneame. Pero hasta hace muy poco no me he registrado. Y las cosas como son, todavía me cuesta entender gran parte de su funcionamiento (eso del Karma es superior a mis fuerzas). He leído a absolutos desconocidos opinando sobre lo que escribí. Cabreados con mis faltas de ortografía (fruto de esa nefasta rapidez que lleva a plasmar con celeridad y a no revisar con tranquilidad). Argumentando a favor y también en contra, en un ejercicio de comunicación desde la virtualidad y al mismo tiempo desde la realidad más tangible, grandioso.

No soy ingenuo. Se que las visitas a este blog son flor de un día. Pero a pesar de ello, además de conseguir sin pedirlo, la comprobación de mi hipótesis sobre el poder de la blogosfera, han conseguido que mi ego se vea acrecentado como nunca.

Eso sí, si habéis leído el post “popular”, no dejéis de ver el vídeo de los protagonistas. Y de disfrutar con su música. A mi me emocionaron desde el primer momento. Así que, tal vez, a vosotros también…

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