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Segundo Monografirock que nos envía Vicen

“Corsarios del metal 2” 
Os voy a escribir algo que me ocurrió hace un montón de años. No sé la fecha exacta por que yo para los acontecimientos… ni me hables, pero fue como un chute que perforó mi oído y fue directamente a mis venas y de allí navegó hasta llegar a mis neuronas que, ellas solitas y sin que yo me diera cuenta, la mandó como un paquete de correo con dirección C/ mi corazón, sin numero.
Truco, no me mola la palabra “truco” porque me suena a engaño, a mentira. Mejor si hablamos de magia, que la vida es magia, la música es magia, un libro es magia, el teatro es magia, la radio es magia, el rock  el arte es magia. No te quiero engañar pero, los rockeros, esos melenudos de alma y de corazón solemos decir cosas con sentimiento que se pueden posar dentro de tí sin caducidad. Palabras solidarias, vacilonas, con afecto, palabras de colegas, pero de una manera que mucha gente no las toleran o miran atrás dando la espalda ¿Porqué? Un rockero lleva un corazón macarra y vacilón que apunta muy directo a las gentes de las calles. Su latido es el ritmo de esas guitarras contundentes que te hacen vibrar cuando tu grupo toca en el pabellón de tu ciudad. Su corazón tiene forma de chapa de tu grupo favorito, una manera de vivir, magia…, sí, ésa es la palabra: magia. Eso es magia… 
Hace un montón de años, no sé la fecha exacta porque yo para acontecimientos… ni me hables, enchufe mi caja mágica (la radio) y me cruce con CORSARIOS DEL METAL.
The rocker