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Una reflexión a tener en cuenta

En estos días en los que los debates sobre el futuro de la Universidad parecen encontrarse en posiciones encarnizadas y poco tolerantes he disfrutado de lo lindo con esta entrevista a Antonio Alvar, compañero y maestro de mis tiempos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UAH. La reproduzco en su totalidad ya que su postura me parece una de las más claras que he leído desde el mundo de las humanidades en los últimos tiempos:

La huelga estudiantil y los disturbios se han convertido en marca registrada de la crítica anti-Bolonia, pero también está en la trinchera un grupo de docentes escépticos con la reforma que alza su voz frente a la política de hechos consumados. Antonio Alvar, catedrático de Filología Clásica de la Universidad de Alcalá, es uno de ellos.

Pregunta.- ¿En qué argumentos basa su crítica al Proceso de Bolonia?

Respuesta.- Considero que es necesario reformar la Universidad española, pero creo que el Proceso de Bolonia no es la transformación que necesitaba. Es inoportuna e incide en la reforma de las licenciaturas, cuando lo que urgía reformar es todo lo relacionado con la investigación, los posgrados y con la formación continua. Si lo que se quería era fomentar la movilidad de los estudiantes, hubiera bastado con que los técnicos de los distintos ministerios de Educación establecieran tablas de equivalencias. Pero es que, además, en España hemos optado por un modelo con cuatro años de grado y uno de máster en lugar del 3+2 que han escogido los países de nuestro entorno a los que deberíamos aproximarnos. Por otra parte, se ha olvidado un punto del Proceso de Bolonia sobre la necesidad de incrementar la financiación y no es serio plantear una reforma así a coste cero.

P.- Se dice que el nuevo sistema garantiza un mayor éxito académico.

R.-Las experiencias piloto nos dicen que exige muchísima más carga para el profesor, pero los resultados académicos no son sustancialmente mejores. Nos tememos que dentro de unos años tendremos que hacer la reforma de la reforma.

P.- ¿Está de acuerdo con los estudiantes en que ha faltado debate?

R.- Ha habido poquísimo debate para ser la reforma más profunda de la Universidad desde el siglo XIX. Se ha impuesto, y se acabó. Desde el principio se dio como un hecho consumado, y puede que no hubiera otra salida, pero se han echado en falta unos parámetros mínimamente racionales y objetivos claros.

P.- ¿Qué le parece que se haga tanto enfasis en la adquisición de competencias y destrezas para aumentar las salidas de los titulados?

R.- Eso es un desastre. La obligación de la Universidad no es formar profesionales, porque las profesiones varían con los años, sino gente capacitada para resolver problemas abstractos y con hábito de trabajo intelectual. ¿No será mejor que formemos intelectuales que después puedan hacer un curso en una empresa o en la Universidad para capacitarse para una actividad en tres o seis meses? También se vende ahora que la Universidad debe dar lo que demanda la sociedad, en referencia a lo que demandan los empleadores como si ésa fuera la única sociedad. También hay una demanda no atendida de conocimiento.

P.- ¿Está de acuerdo en que Bolonia pretende una mercantilización?

R.- Bolonia debería haber servido para vincular más a la Universidad con la empresa, pero a través de la investigación y la formación continua, no de los grados. Los estudiantes yerran si creen que el contacto de ambas partes es siempre un error.

P.- Varios referendos de estudiantes han pedido mayoritariamente la paralización de la convergencia. ¿Cree que eso es positivo o posible?

R.- La actuación de los alumnos ha sido tardía. Si esto hubiera ocurrido hace tres o cuatro años, quizás habríamos podido actuar de otra manera. El problema ha sido que la convergencia ha estado en manos de un Gobierno de izquierdas con el que rectores y sindicatos estudiantiles han sido absolutamente contemporizadores, por razones políticas e ideológicas. Precisamente, las huelgas actuales no están lideradas por los sindicatos de estudiantes tradicionales, sino por otros colectivos independientes que observan y denuncian buena parte de los puntos oscuros que tiene esta reforma.

P.- ¿Por ejemplo?

R.- Sobre todo, un excesivo paternalismo que ya se ha aplicado en la secundaria con estrepitoso fracaso. El profesor debe ser el tutor y el papá del alumno. Es ridículo y paternalista.

Fuente:  El Mundo, 25 de Marzo de 2009. Enlace

¿Necesitamos seguir debatiendo, podemos incorporar cambios o ya no hay tiempo para ello?

One thought on “Una reflexión a tener en cuenta”

  1. Roberto says:

    Tocado y hundido!!! Me ha parecido una entrevista perfecta. En muy pocas líneas toca todas las claves de este proceso que antes de nacer parece que tiene fecha de caducidad.

    Quizás la industria necesita especialistas a corto plazo pero lo que no cabe duda que lo que a largo plazo necesitan ya no sólo las empresas sino la sociedad es ese intelecto del que parece que nadie se acuerda de mantener y mucho peor…. de buscar

    Saludos,

    Roberto G.

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