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Concierto. Testament. 24 de junio de 2008

TESTAMENT. 24 de junio de 2008. Sala Heineken

Thrash Metal Old School es lo que promete cualquier concierto de Testament. Una banda ya mítica desde que hace más de 20 años viera su “The Legacy” y aquel mágico “Live at Eindhoven” que revolucionarían el Metal. Y por fin en Madrid. En la Sala Heineken y tras un fin de semana de auténtico infarto con el Festival Kobeta Sonik. Había algo de miedo de que no lograran congregar una buena entrada, dada la avalancha de festivales y la cercanía de las vacaciones, pero nada más entrar en la sala nos dimos cuenta de que estábamos equivocados. Casi llena, la Heineken mostraba sus dos caras para los amantes de una banda casi de culto: llenazo y sonido horrible.

Pero antes de cerciorarnos de lo inevitable, tuvimos que esperar un tiempo demasiado largo. Caídos del cartel los grupos teloneros con los que se había especulado (nos quedamos con las ganas de ver a Death Angel), Testament era el único grupo que actuaría. Y tras la apertura de puertas a las ocho de la tarde, la espera se hizo muy larga, ya que hasta las nueve y media de la noche no iban a aparecer los Chuck Billy, Alex Skolnick, Eric Peterson, Greg Christian y el batería Paul Bostaph.

Testament iban a cuajar un set list plagado de clásicos, en el cual tuvieron poca cabida los temas de su último trabajo, muy duro pero interesantísimo y que les ha vuelto a poner de actualidad. Comenzaban con un potente “Over the wall” que hacía enloquecer a la sala y que marcaba la hora y media de pogos en las primeras filas y a partir de ese momento temazos como “Practice what your preach”, “New Order”, “Souls of black” o “The preacher” iban a demostrarnos que si el heavy metal tuvo un hijo que merezca alcanzar la mayoría de edad, ese es el Thrash Metal.

Chuck Billy sigue siendo impresionante encima de un escenario. Inmenso, con una imagen desafiante, cosido a tatuajes y cantando fantásticamente durante casi todo el show. Una pena que el sonido no les acompañase, pero a pesar de todo su vozarrón se lograba imponer por encima de los problemas. Y qué decir de Mr Skolnick. Lo menos amantes del sonido de la Bay Area no pueden dejar de asombrarse con este prodigio de las 6 cuerdas. Simpático, más cercano que lo habitual, e interpretando magistralmente todos los temas nos puso de punta los pelos cada vez que se lanzaba sobre un solo asesino como si fuera la cosa más sencilla del mundo.

Greg Christian es un bajista que ha sido muchas veces denostado. Realmente su papel en la banda es mucho más que correcto. Mantiene la base sónica. Y no para de moverse. Tanto que acabó estampándose contra el clavijero de la guitarra de Skolnick. No pasó nada, afortunadamente. Y su cuello siguió moviéndose sin parar durante los últimos temas. Tampoco estuvieron mal Eric Peterson, aunque ensombrecido por el papel protagonista de Alex y el batería Bostaph, máquina ametralladora que demostraba que no es necesario llevar un kit de batería gigantesco para machacar sónicamente una base rítmica.

Además del pero del sonido, que no se solucionó en todo el show, hay que citar como punto negro el que en hora y media justa el show llegase a su fin. Todos sabemos que las salas aprietan con los horarios, pero dado que eran la única banda en tocar, bien podían haber comenzado un poco antes y haber descargado tres o cuatro temas más.

En cualquier caso, terminado el concierto, y mientras nos encaminábamos hacia la salida, pensábamos “Se llamarán Testament, pero están muy vivos”, y por mucho tiempo.

(Texto y Fotos: Fernando Checa)