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Concierto. WASP. 7 de diciembre de 2007

WASP, viernes 7 de diciembre, sala La Riviera

Parece que fue ayer cuando Blacklie Lawless nos contaba la historia de Jonathan, una joven estrella de rock que terminaba siendo víctima de su propio éxito, sobre una banda sonora de lujo… 15 años han pasado desde la edición de “The crimson Idol”, la ópera rock que marcó el punto mas alto de la carrera de W.A.S.P., y para celebrar éste acontecimiento la banda de Blackie Lawless nos visitó en Madrid el pasado 7 de Diciembre. La expectación era bastante grande, con lo que al final casi se consiguió llenar una sala como La Riviera, y así unas 2000 personas pudimos disfrutar de ésta gira en Madrid (con buenos resultados también en el resto de ciudades en las que pudieron disfrutar del espectáculo).

El show estaba enfocado en dos partes: primero la interpretación del disco entero, para la cual pusieron en pantalla gigante imágenes inéditas filmadas en su época para una película que al final no salió a la luz (todo ello a modo de documental en blanco y negro contando la historia del disco), y una segunda parte más breve, con un show “normal” y con varios de los clásicos de la genial formación norteamericana.

La banda salió con 15 minutos de retraso, con unas luces moradas muy tenues que favorecían a la visión de las imágenes y a la ambientación general que un disco tan especial necesitaba para disfrutarlo en su máximo esplendor. El sonido desde el primer momento fue potente, nítido, con una fiel interpretación de cada tema del disco (en lógico orden y con sus correspondientes intros… “(…) only loooove, can set me freeee (…)”) y ninguna sorpresa negativa, mientras en las pantallas de video se podía ir siguiendo toda la historia en imágenes. Las primeras mostraban la dura infancia de Jonathan, su adolescencia, y sus primeros pasos al estrellato, a través de la brutal intro “The titanic overture”, “The invisible boy”, la brutal “Arena of pleasure”… Uno de los mejores momentos fue durante el tema “Chainsaw Charlie”, donde se ilustraba cómo persigue a Jonathan su mánager con una motosierra, y finalmente es el propio protagonista quien acaba con el malvado Charlie. Destacado también el momento de drogas y groupies de “Dr. Rockter”, aunque posiblemente el mejor momento visual fue en el último tema, “The great misconceptions of me”, donde se ve a Jonathan lleno de furia rompiendo varios espejos con la famosa guitarra B.C. Rich, antes de ahorcarse con las cuerdas de su guitarra… aunque musicalmente el punto álgido llegó con la interpretación del supremo medio tiempo “The idol”, tema estrella del disco, y dónde a muchos se nos puso el vello de punta escuchando la magia de esa canción tan especial en directo.

Después de un descanso excesivamente largo se volvían a encender las luces y ya podíamos ver de nuevo a los W.A.S.P. macarras y clásicos de siempre, liderados por un Blackie imponente y protagonista como siempre, enfundado en sus largas botas y mallas negras, aunque esta vez sin su enorme micro con forma de manillar de moto diabólico. Flanqueados ahora con dos telones con la portada de su último disco, un brillante “Dominator”, empezaron “los bises” con “Love machine”, coreada y bailada con ganas por todos, con una intensidad brutal y una voz espléndida que demuestra que a sus años Blackie Lawless sigue siendo el de siempre, con su gran actitud macarra y dominadora del escenario. Los siguientes temas serían “Wild child”, “Take me up” del nuevo disco, “I wanna be sombebody” (con un publico totalmente entregado ante el clásico supremo, que no sonó esta vez en todos los conciertos españoles), y “Blind in Texas” para cerrar.

La segunda parte fue muy intensa, con unas luces impresionantes y un sonido exquisito pero se hizo un poco corta, porque en realidad, entre retrasos y descansos, el concierto no llegó a la hora y media, pero salimos más que satisfechos de recordar a Jonathan y volver a disfrutar de todo lo que un concierto de W.A.S.P. significa (aunque media hora más de concierto hubiera redondeado un show perfecto). Por cierto, muy bien todos los músicos pero el premio esta vez va para un Mike Dupke que nos ofreció toda una lección de cómo debe ser un batería en directo.


Texto: Carlos Esquitino. Fotos: Raúl Muñoz (FORCE Magazine – forcerock@yahoo.es)