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Concierto. Y&T

Y& T. 9 de Noviembre de 2007 – Sala Heineken – Madrid


Como me dijo Fernando Checa a la salida, Y&T es un grupo de rock que hace canciones bonitas… y de mi cosecha añado intensas, pegadizas, únicas, personales, elegantes y exquisitas. Además Dave Meniketti sigue siendo el mejor cantante y guitarrista que he visto nunca en directo. Si a esto le añadimos una banda fantástica detrás, un show mágico de dos horas, un sonido perfecto y una actitud, personalidad, clase y humildad que sólo poseen los más grandes y legendarios, tenemos el concierto perfecto, que no es ni más ni menos que lo que vimos el pasado viernes en una abarrotadísima sala Heineken.

La última vez que vimos a la banda en directo en España fue hace en 2004 en Lorca Rock (todavía con su batería original, Leonard Haze, en sus filas), aunque algunos afortunados tuvimos el placer de disfrutar de una hora de actuación en la edición de 2006 del Bang Your Head… Digamos que venían presentando su nuevo y esperado DVD, “Y&T live: one hot night”, o que acudían de la mano de las recientes reediciones de algunas de sus obras maestras más clásicas, ¿qué mas da?. El caso es que una vez más teníamos delante a Meniketti, Kennemore y sus chicos para darnos verdaderas lecciones de cómo se tiene que sentir un músico encima de un escenario, de cómo se tienen que interpretar las canciones en un concierto, y de cómo se tiene que comportar una banda en directo para que sus fans sólo puedan salir sonriendo y alucinando después de lo visto.

Destacar a Meniketti me parece hasta un insulto por obvio, pero no deja de ser único mirarle y ver como cierra los ojos sintiendo cada una de las notas y de las frases de todas las canciones, cómo se planta en el frente del escenario para hablar con la gente y ofrecerle sueños en forma de canciones, atacando los sólos y haciendo llorar y gritar a su guitarra como sólo él sabe y puede hacerlo. Es mágico, de verdad, y una experiencia que cualquier fan de la buena música tiene que ver al menos una vez en la vida. El otro miembro original que queda, Philip Kennemore, tiene también mucho protagonismo en el show, tanto a nivel del sonido de su bajo, como haciendo coros y “poses sexys”. Lo mismo que el rubio John Nymann, que ya lleva con ellos unos dos años (más algunas colaboraciones anteriores tanto en los 80 como en 90) y que cumple al 100% con su papel de guitarrista secundario de lujo. El que me encantó fue el batería Mike Vanderhule, con su sencilla batería a pie de pista, y con un estilo casi bluesero e incluso con influencias del jazz que le aporta a los temas un color especial.

El concierto en sí comenzó sobre las 9 de la noche y durante dos horas tocamos el cielo de la mano de un sonido perfecto, unos temas inolvidables (además cargados de sorpresas y con un set list bien distinto del que vimos tanto la primera vez en 2003, como en Lorca, como a su vez el verano pasado en Alemania… recuperando viejos hits o tocando canciones especiales pero menos habituales como ocurrió esta vez con “Don’t be afraid of the dark”, “Eyes of a stranger”, la divertida “Summertime girls”, o “Rock n’roll is gonna save the world”, por ejemplo), y una interpretación soberbia, tanto de la banda, como de un Meniketti que nos puso los pelos de punta una y otra vez dejando que sus dedos y garganta nos transmitieran esa pasión y fuerza que tienen todos sus temas.

Podríamos decir que el show se basó en clásicos, aunque no sería del todo cierto, pero el caso es que cuando tienes en tu discografía temas tan especiales, ¿qué más da que toques más o menos clásicos, más o menos baladas, o temas no tan populares para la masa? Todo comenzó como su directo del 85, con un “Open fire” que nos sorprendió para bien a todos y a partir de ahí todo fue disfrutar… Desde los temas más roqueros como “Hard times”, la sorpresa de “Straight thru the dark”, la caña de “Hurricane”, el feeling de “Dirty girl” o la melodía suprema de “Rescue me”; hasta los clásicos como “Black tiger” o “Meanstreak” que, pese a ser imprescindibles y esperados, no pierden ni un ápice de su valor por estar más oídas. Capítulo aparte en los conciertos de Y&T son los temas más suaves y melódicos, que es dónde más se pone de relevancia esa melodía, feeling y toque especial de Meniketti que han hecho historia en la música que nos gusta. Cayeron unas cuantas pero tratándose de Y&T, cuantos más temas lentos suenen, mejor, porque de verdad que es impagable escuchar en directo las melodías armónicas que salen de los dedos de Meniketti, y sentir bien dentro unos temas que nadie ha sabido nunca hacer y tocar como ellos: Desde las sorpresas de “Ten lovers” (de su disco “Ten” del 90) o “I´ll keep on believin'” (uno de mis temas favoritos desde “In rock we trust” del 84), hasta el feeling supremo de “Midnite in Tokyo”, la belleza de “Don’t be afraid of the dark”, el breve guiño a “Beautiful dreamer”, o el final maravilloso con “I believe in you”, puro sueño hecho canción en directo, y en definitiva, elegantes piezas de arte.

Para el final, como no podía ser de otro modo, tenía que ser “Forever” la que pusiera el broche de oro a una actuación perfecta, con toda la sala cantando y bailando y con esa sensación de que, aunque hubieran tocado diez horas más, no podrían superar ese momento. Como podéis imaginar, las muestras de cariño y aplausos fueron constantes, y la banda nos dijo adiós muy emocionados desde el escenario y satisfechos por el trabajo perfectamente ejecutado. Por siempre (como dijo Meniketti en castellano la última frase del tema), para siempre y desde siempre, el feeling, la magia y el rock es Y&T… y en directo y de la mano de su líder, todavía más.

Texto: David Esquitino

Fotos: Héctor Checa (http://www.solo-rock.com)