Estamos ante una nueva pieza de exquisito hard rock melódico y clásico de toda la vida, de corte más cercano a su banda madre de lo que había en el anterior “Spirit of a man”, más guitarrero y cercano al hard/heavy metal, pero en definitiva con el mismo toque delicioso, pegadizo y exquisito que caracteriza al 100% a todo lo que componen (o participan) tanto el guitarrista Tony Clarkin a nivel de MAGNUM, la banda madre del excelente vocalista británico, como en este caso el propio cantante Bob Catley en solitario, incluso retomando el punto más “suave” de sus primeras colaboraciones con Gary Hughes de TEN. Además, una vez más me tengo que quitar el sombrero ante el cada vez más enorme Dennis Ward, que no sólo vuelve a situar el sonido del disco a niveles estratosféricos como productor, sino que encima ha tocado la mayor parte de las guitarras del disco, las partes de bajo, y algunos teclados, con resultado excelente, por supuesto.

Está claro que canciones como la deliciosa “Dreamers unite”, la más suave pero con un encanto increíble “We are inmortal”, la pegadiza y atemporal “One more night” o una totalmente MAGNUM “You are my star”, además de la más movida “End of the world” o dos buenas y bonitas baladas como “The searcher” (con piano de fondo y un cierto tratamiento a lo MEAT LOAF) o la preciosa semiacústica “Heart of passion” para cerrar, son más que agradables al oído y te dejan al final de la escucha con una sensación realmente positiva, señal inequívoca de que el disco cuanto menos merece la pena.