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Crítica. Extreme. Saudades de Rock

EXTREME: “Saudades de rock” (Frontiers)

El hecho de que estamos en una época (desde hace ya unos cuantos años) de reuniones de formaciones míticas ya no sorprende, y lo que hacemos casi todos es esperar a ver cuándo toca la de nuestra respectiva banda favorita. Pues bien, tras unos 12 años, ahora es el turno de los bostonianos EXTREME, que vuelven con un particular “Saudades del rock” (recordando los orígenes portugueses de su guitarrista Nuno Bettancourt, líder del grupo junto al buen vocalista Gary Cherone) que no deja indiferente a nadie. Aparte de sus 3 o 4 temas más conocidos, está claro que nunca fueron una banda de hard rock al uso, y además siempre mezclaron desde el principio sus particulares raíces roqueras de los 70 (mirando mucho a sus “vecinos” AEROSMITH) con elementos diferentes como toques funkies y alguna pincelada de soul y blues. Pues todo esto es lo que encontramos en el disco, aunque quizás con precisamente menos hard rock del que la mayoría esperábamos, en una amalgama de sonidos roqueros que, una vez más, les honra, pero que no creo que convenza totalmente a los que preferimos sus temas más “estándar” y pegadizos como “Kid ego”, “Decadent dance”, “Get the funk out”, “Tragic comic”, “Rest in peace” o su inmortal baladón “More tan words”.

Me gusta la portada, me gusta la formación (con tres de sus miembros originales), me gusta el sonido y el deje elegante y personal que se ve que no han perdido, pero al igual que nunca me terminaron de enganchar, tampoco lo hacen ahora por mucho que la calidad sea indiscutible y que sea de aplauso el hecho de querer siendo originales y diferentes tantos años después. El disco empieza muy bien con la rotunda “Star”, y tiene momentos excelentes como la personal y roquera “Learn to love”, la divertida y excelente “Take us alive”, el toque KISS de “King of the ladies”, el punto netamente bluesero y funkie de “Slide” o los momentos más emotivos de “Last hour” (un medio tiempo genial) o la relajada y extensa “Peace (saudade)”, pero no puedo evitar pasar de canción con temas como “Interface” o “Run”, que me parecen mucho más de relleno. De todos modos, posiblemente el tema más atractivo es el bonus “Americocaine”, que no es más que una demo del 85, lo cual no sé si es una buena o una mala noticia. Buen disco, ante todo personal, coherente y diferente, que merece una buena calificación aunque ya digo que no sé hasta qué punto convencerá tanto a los propios fans como a los que nunca les tuvieron entre sus bandas estrella. (David Esquitino)