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Crítica. Nikki Puppet. Power seeker

NIKKI PUPPET: “Power seeker” (Artist Station/Soulfood)

Está claro que en los últimos años la cuna del hard rock gamberro y guitarrero está en el norte de Europa, en tierras escandinavas más concretamente, pero todavía hay buenos reductos por ahí como puedan ser nuestro propio país o Alemania, que a nivel de buenos grupos de rock y heavy metal siempre ha sido referencia absoluta. Pues bien, aquí tenemos ya el tercer trabajo de esta fantástica banda de Hannover, además compuesta a partes iguales por chicos y chicas (de hecho, la vocalista y líder es la dura Nicky Gronewold), y que tienen muy claro que lo suyo es el rock poderoso, con excelentes melodías pero sin perder el ningún momento el punto macarruzo y guitarrero que tan bien hacen por ejemplo sus compatriotas SKEW SISKIN, los grandes HARDCORE SUPERSTAR o nuestras queridas SWEET LITLE SISTER, para que os hagáis una idea de por dónde van los tiros con este grupo. “Power seeker” es ya su tercer trabajo, después de un “Militant mother” que ya me encantó, y la verdad es que es fantástico, suena de cojones (lo produce ni más ni menos que el gran Herman Frank, guitarrista legendario de VICTORY y de muchos de los mejores discos de ACCEPT) y tiene ese punto gamberro, macarra y vacilón que tanto echo de menos en muchos de los lanzamientos actuales dentro del estilo.

Los temas tienen la fuerza y ese veneno que te enganchan, las melodías te agarran y acarician, aunque las uñas no dejan de clavarse en la espalda según avanza la escucha, que nadie se confunda, y la suciedad elegante acaba envolviendo todo el trabajo, en un disco de esos que según lo escuchas la primera vez, no te suelta. Desde la caña de “Destroy this toy”, “I can dream” (brutal) o la macarrísima “I spy”, hasta el punto más roquero de la propia “Power seeker” o “Daddy yells”, un disco que no se puede quedar perdido en cualquier estantería al lado de trabajos mediocres que nunca más escucharás. Sexo, drogas y rock n´roll en estado puro, en un trabajo donde sólo cambiaría algún corte más flojo de la segunda parte, el sonido de la batería, que ha quedado algo opaco, y quizás le pondría otra portada más atractiva para dejarlo “niquelado”. Pese a todo, muy recomendado, ¡a por ellos!

Texto: David Esquitino