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Crítica. No return. Manipulated Mind

NO RETURN: “Manipulated Mind” (Dockyard 1)

Después de observar lo triste del trabajo artístico en los “booklets” de los grupos de otras tendencias, quiero destacar la sobresaliente portada del último trabajo de NO RETURN “Manipulated Mind”. A partir de ahí ¿qué ofrece de nuevo esta banda francesa de Thrash-Death Metal en su octavo disco? Más bien poco… El disco abre con la propia “Manipulated Mind”, tema que deja claro en pocos segundos lo que nos vamos a encontrar en este trabajo: Death metal técnico, pero no melódico, de correcta factura, muy bien ejecutado, pero repetitivo hasta la médula. “Blast beats”, doble bombo brutal y rapidísimo y unos riffs de guitarra que construyen continuos leads de guitarra. Delante de esto, la constante voz gutural del vocalista que no se da un respiro. “Puzzle of Life” es más directa y rápida que el primer corte. Aquí NO RETURN dejan ver su vena más clásica, realizando un Thrash brutal y violento en un corte frenético con buenas guitarras dobladas en su parte central. “Rising” comienza con un “blast beat” clásico de este tipo de bandas. A estas alturas comprobamos la limitaciones de este estilo y este tipo de grupos pues la propuesta comienza a sonar repetitiva y las canciones no se distinguen entre sí. A destacar, de nuevo pese a todo, el buen desarrollo técnico del tema. Y es que estamos ante una perfecta máquina engrasada de ejecutar, pero ante un grupo pobre en inspiración.

“Take me beyond” juega un poco más con nuestra imaginación. El grupo interpreta un “jaleo” rítmico ajustado con constantes silencios, que convierte al tema en uno de los más interesantes del disco. Caña y más caña, eso ya no hace falta ni comentarlo. “New ítems” es otro trallazo más cercano al Thrash que al Death. Breve, intenso y perfecto para que el vecino que más odias deje de hablarte. “Blackness” y “Carnal Violence” parecen más relleno que otra cosa, temas que nos saturan llegados a esta altura de escucha. Culto a la repetición y la carencia de ideas una vez más. “The right course” mejora bastante la media del disco, con un desarrollo mucho más estudiado, más partes, cambios de ritmo y secciones interesantes. Gran solo de guitarra acordado entre las dos guitarras en una de las mejores canciones para casi terminar el disco. “Out of control” cierra el disco a modo de trallazo directo a la cabeza. Buen disco para los amantes más puristas del metal extremo, bien tocado, bien pensado, pero víctima de las propias limitaciones expresivas e interpretativas del estilo. (Javier Paredes)