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Crítica. White Lion. The return of the pride

WHITE LION: “The return of the pride” (Frontiers)

Aquí tenemos el que supone finalmente el retorno de una de las bandas de hard rock más importantes y exitosas que hubo en Estados Unidos a finales de los 80. Aprovechando el nombre (y portada) de uno de los discos más famosos del grupo, “Pride”, aquí tenemos este “Return of the pride” con el que Mike Tramp resucita bajo tan importante nombre al león dormido tras años de litigios, peleas y girar por el mundo con el pseudómino de “Mike Tramp’s White Lion”. Es un disco que efectivamente suena a WHITE LION, con buenos temas, y que al menos puede presumir de llevar el nombre de la banda con orgullo en el lomo del CD. Ahora, desde ya digo que el que espere otro “Fight to survive”, “Main atracttion” o “Pride” torcerá el gesto porque sin la fuerza de la base rítmica de Greg D’Angelo y James Lomenzo (actualmente con MEGADETH), y sobre todo sin la magia y chispa de la guitarra y composiciones de Vitto Bratta la cosa se queda un tanto coja, siendo un buen disco en todo momento. Entre lo mejor, es obvio destacar el punto melódico general 100% WHITE LION, además de ese deje tan característico de Tramp dando color a los temas… y sin olvidar una buena interpretación de la banda que acompaña al vocalista, destacando especialmente a un muy buen batería como es Troy Patrick Farrell, y a una interesante pareja de guitarristas.

Entre los temas, me quedo con la inicial “Sangre de Cristo” (el más largo de todo el trabajo, además de recordar por momentos al genial “Lady of the valley”), el medio tiempo muy clásico “Dream” que perfectamente podría haber entrado en las listas de antaño, o tres temas roqueros, movidos y divertidos como son “Live your life”, “Gonna do it my way” o “Finally see the light”. De todos modos, quizás los dos mejores cortes sean el temazo “Set me free”, mi favorita, en una estructura similar al “Warsong” aunque no tan potente (comenzando como hipnótica balada, incluso de aires ZEPPELIN con arreglos de viento incluidos y que se acelera a la mitad quedándose un tema muy guapo); y “Battle a Little Big Horn”, también extenso y a medio tiempo (pero destacando el gran sólo de guitarra de mitad de la canción, además del buen estribillo melódico). Para cerrar la edición europea, nos encontramos con una balada roquera 100% clásica, llamada “Take me home”, con acústica y suave teclado de fondo, aportando totalmente el punto WHITE LION para cerrar de lujo.

En definitiva, buena y coherente vuelta a la palestra de Mike Tramp ya legalmente con el distintivo de WHITE LION detrás. En todo momento se mantiene el nivel y el interés de mano de unos temas (sin el toque especial que tienen los clásicos inmortales de la banda, eso sí) que mantienen el tipo y que ya digo que no tiene porqué decepcionar a los fans clásicos del “león blanco” ni a cualquiera que le guste el hard rock de toda la vida. (David Esquitino)