En ocasiones tenemos la posibilidad de acudir a conciertos que se salgan de lo habitual en Corsarios y así fue la pasada semana, donde nos acercamos a la coqueta Sala Boite a ver a Lou Garx, exponente de un tipo de Metal absolutamente ecléctico y diferente a lo que estamos acostumbrados.

Con un público cercano, casi al mismo nivel que el escenario, y que conoce todos los temas de su último disco, recién salido a la venta, por cierto, un curioso a la par que interesante “Contrabando”, Lou Garx iba a ofrecernos una ración atronadora de su particular forma de entender el Rock, una mezcla de Metal fronterizo con melodías alejadas al Heavy clásico y con influencias que tocan todos los ámbitos del Rock.

Mezcla extraña pero que no deja de ser poderosa. Y que especialmente por la vocalista que ejerce un magnetismo fuera de toda duda. Voz potente, cercana y arropada por una banda solvente, el espectáculo se vio sazonado por dos bailarinas que mezcladas con el público ejercieron sus coreografías a caballo entre el cabaret rock y el exceso más libidinoso. Novedosa mezcla a tener muy en cuenta.

El repertorio estuvo basado especialmente en su último disco, y desde el comienzo con “El mundo”, “La habitación” o “La calavera” quedó claro que la presentación del trabajo acabó convertida en una fiesta en la que Lou, ejerció perfectamente como maestra de ceremonias y que acabó convenciendo con su Mex-Metal incluso a los Heavys más descreídos. Un soplo de aire fresco y una alternativa excelente.

Texto y Fotos: Fernando Checa