Crítica. Crucified Barnara. Till death do us party
CRUCIFIED BARBARA: “Till death do us party” (Locomotive):
Ver a 4 explosivas mujeres sudando y dándole cera a sus instrumentos es una imagen cuanto menos impactante y que resulta de lo más agradable a la vista… y el que diga que no, miente como un bellaco. De todos modos, poco a poco han ido ganándose una buena reputación de roqueras/metaleras de pro, se han podido quitar de encima el incómodo tópico de “sólo tías buenas”, y se van consolidando como una de las propuestas femeninas más duras e interesantes de la escena roquera actual. Con una idea y/o estilo base muy cercano al rollo sleazy angelino, aunque con un sonido y actitud más duro y metalero, incluso bastante más modernizado, aquí nos ofrecen su segundo trabajo, después de un profético pero aún sólo interesante “In distortion we trust”. Esto es hard rock de vieja escuela, pero bastante metalizado y modernizado de base (quizás un punto menos de “actualidad” en el sonido del trabajo les hubiera hecho ganar unos cuantos enteros extras), con ese punto que inevitablemente te hace acordarte de unas VIXEN o de unas PHAMTOM BLUE, reconducidas al sonido más bruto y actual de su última versión, MELDRUM, aunque quedándose a un nivel intermedio, ni tan brutas y modernas, como las segundas, ni tan clásicas como las primeras. Aparte de eso, está claro que han tomado buena cuenta de la macarrería y suciedad del sonido de MOTÖRHEAD, de ese que crea escuela, para dar forma a su estilo y que nadie tenga narices de considerarlas sólo como “dulces y bellas señoritas haciendo temas bonitos”… Por supuesto que son guapas y atractivas, pero a la vez destilan sudor, macarrería y ovarios de leopardo por los cuatro costados.
Vamos ya con los temas y bueno, quizás mis favoritas sean el single “Sex Action” (macarruza y atractiva al máximo, y con ese rollo totalmente primeros LA GUNS no sólo del título, sino también en deje musical general y ataque del estribillo), el fantástico medio tiempo “Jennyfer” (ahora sí, totalmente VIXEN/PHAMTOM BLUE,), la casi punkroquera y macarruza “Rats” (con ese rollo 100% de su tierra a lo HARDCORE SUPERSTAR que siempre me ha maravillado), o la fantástica “Can’t handle love” (más clásica y pegadiza, y con estribillo “pegón”). Pues nada, nunca viene mal un toque sexy y macarrizado a un tiempo para ponerle un punto de mordiente a la, muchas veces, algo encorsetada y aburrida escena actual, con un trabajo de una banda femenina que tiene mucho más que ofrecer que una imagen atractiva de “muñequitas encueradas poniendo cara de malas”. Si Lemmy eligió en su momento a las GIRLSCHOOL como compañeras de juergas, viajes, cama, escenarios… sería por algo… y es que las chicas rockeras tienen y tendrán siempre algo especial. (David Esquitino)