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Concierto. Skid Row

SKID ROW, 7 de Noviembre. Ritmo&Compás, Madrid


Algo pasadas las 10 de la noche, y sin teloneros, saltaban a la palestra SKID ROW de la mano del tema que daba título a su disco anterior, “Thick is the skin”, y entre muchos aplausos, con la gente totalmente entregada desde el principio, buen sonido y una actitud e imagen de la banda cojonuda, no tan angelina ni “sleazy” como antaño pero sí 100% roquera y macarrilla. Destacar a ese respecto al tío más tatuado que he visto nunca en directo, como es el batería Dave Gara (que ya lleva dos años en la banda), y a un Scotti Hill, con el pelo de nuevo tan largo como en “sus años mozos”, a pecho descubierto y con pantalones militares y los ojos maquillados de negro… eso sí, acelerado y gesticulante como nunca he visto a nadie en directo, de verdad que asustaba a veces aunque perfecto en actitud y ejecución, un diez para él como guitarrista en directo y animador del concierto esta noche. También me gustó la pinta del cantante, con sombrero tejano, un pañuelo en el pelo, chaleco macarrilla, pantalones apretados y melena rubia al viento… y perfecto en la ejecución de los temas, sin llegar a los tonos altísimos y desgarrados de Seb en estudio pero cumpliendo perfectamente tanto con los temas nuevos como con los clásicos, además con una actitud tan humilde como entusiasta… Por otro lado, el pequeñito jefe, Rachel Bolan, siempre al lado de Scotti y haciendo coros, más “punk rocker”, con el pelo corto de punta, gafas “de poli” de cristales plateados exponiendo sus credenciales y galones desde el principio. Una grata sorpresa desde el principio fue el guitarra nuevo, Ryan Cook de HAIR OF THE DOG, que está sustituyendo en la gira a “Snake” Sabo… Incluso en algún momento hubo hasta cierta confusión porque tienen un parecido físico importante, ambos muy altos y grandes y con un estilo de tocar y moverse similar. Lo hizo de lujo y estuvo perfecto en su papel de secundario de lujo.


Tras el tema inicial en tesituras más actuales, aunque poniendo de relieve la constante de todo el concierto: rock n’roll a todo trapo con las únicas concesiones en las ineludibles baladas, y una ligera actualización en el fiero sonido de la banda, vino el primer gran cañonazo de la noche, con un “Piece of me” que puso a botar y a corear a toda la sala. Como era lógico, la base del set fueron los dos primeros discos, aunque reconozco que los temas de los dos últimos discos no sonaron tan mal en directo ni mucho menos. Siguió el perfecto ritmo del concierto con “Here I am” (que fue una declaración de intenciones total) y la pegadiza “Sweet little sister” ya con el público totalmente entregado ante el apabullante espectáculo que nos estaban ofreciendo los antaño enormes SKID ROW en un pequeño club. “New generation” retomó un tanto sus últimos tiempos pero los acordes acústicos de “18 and life” nos volvieron a hacer soñar y recordar muchas cosas a los que crecimos con esos temas tan especiales. Muy bien Solinger en feeling y actitud, por cierto, mostrándose muy simpático desde el escenario y no escatimando en tonos altos cuando eran necesarios. Toda la sala cantó a voz en grito uno de los clásicos inmortales desde el primer disco del grupo para dar paso a una cañera “Monkey business” para seguir disfrutando del que estaba siendo un gran concierto.

Seguimos con los “temas old school”, como decía el cantante, de la mano de una ya muy “punkie” “Makin’ a mess” que les quedó niquelada a un ritmo todavía más endiablado que la original del 89. “Big guns” fue de los puntos álgidos de la noche sin duda, con uno de esos clásicos inmortales que todos coreamos a voz en grito y puño en alto. Tras esto, Rachel nos dio las gracias muy sinceras y nos dijo que estaban encantados de ese recibimiento y que para ellos nos había distinciones entre países porque todos vivimos dentro de los “United States of Rock”, ante los aplausos de la gente… Siguió Rachel como protagonista para ponerse al frente de la versión de “Psycho therapy” de THE RAMONES que hacen desde tiempos inmemoriales para seguir sonando como un cañón.

Después de la versión vino el primer descanso de la noche, quedándose sólos en el escenario el cantante y guitarra más nuevos para arrancarse con una preciosa versión acústica del “I remember you” que cuanto menos emocionó, y de qué manera, a cada uno de los presentes. Después del horrible destrozo vocal en el último concierto de Sebastian Bach en Madrid, nos sonó a gloria. Todos nos emocionamos y disfrutamos de ese tema especial, para unirse el resto de la banda al final del tema para tocar ya en eléctrico la intensísima parte final. Precioso.


“Disease”, el tema que abre el último disco, fue el siguiente tema en sonar (después de un rato de aplausos, sonrisas y guiños de complicidad entre banda y público) y volvimos un poco al matiz más actual en el sonido. Además, la empalmaron con “Slave to the grind” que también sonó más dura y moderna de lo normal, algo cambiada pero que lógicamente gustó mucho, especialmente a los fans más jóvenes que se partieron el cobre en la pista de lo lindo. Primera despedida del grupo pero sabíamos que “quedaba un rato”.

Aparece de nuevo el tatuado batería del pelo de colores (todo un personaje en el buen sentido y macarruzo y malencarado como el que más, jeje) para jugar un poco con nosotros al ritmo de “I love it loud” de KISS, mientras el resto de la banda bajan desde el camerino, y nos tiran más púas y chocolatinas del catering que tenían dentro (¡un detallazo, tíos!). Antes de atacar “Get the fuck out” de “Slave to the grind”, Johnny nos agradeció personalmente el gran trato y aceptación que le estábamos mostrando, además de notar la enésima muestra de complicidad entre Rachel y Scotti, que demostraron un buen rollo y complicidad entre ellos increíble. De hecho, toda la banda parece estar realmente a gusto entre ellos ahora y ciertamente no se echa nada de menos a Sebastian Bach visto lo visto.

Para el último bis todavía nos reservaron una sorpresa más, una gran “Riot act” que muchos no esperábamos para dar paso a la locura final con “Youth gone wild”, el tema inmortal que, como ellos mismos dijeron, pese a que ya no seamos tan jóvenes siempre será testimonio de ese espíritu rebelde, joven y salvaje que a todos los que estamos en esto de corazón nos seguirá acompañando siempre (¿o es que creéis que gente como Dio o Byfford no lo siguen manteniendo a su edad?).

Sabíamos que era el final y así fue, hora y media de buen rock n’roll sucio y macarruzo demostrando que, al menos en directo, SKID ROW siguen siendo lo que eran: una gran banda de rock. Un diez para el concierto de SKID ROW en Madrid, de verdad: gratísima sorpresa, baño de actitud y derroche de energía, sonidazo, gran set list (aunque ya digo que eché de menos los 3 temas “suaves” de “Slave to the grind”, además de mi tema favorito que siempre será “Forever”). (David Esquitino)

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