Crónica de ZARPA en Madrid (viernes 21 de noviembre, sala Ritmo&Compás)

Seguimos recuperando crónicas que teníamos pendientes y ahora es el turno del último concierto de los valencianos ZARPA en Madrid, que por fin presentaban su fantástico “El yunque contra el martillo”. Lamentablemente, por mucha aura clásica y legendaria que tiene la banda, además de una calidad en estudio y directo increíble, siguen sin tener ese tirón merecido y por tanto no seríamos más de 80 o 100 personas los que fuimos a Ritmo&Compás a ver a los liderados desde siempre por Vicente Feijoo.

Como decía, venían presentando el que fue su último disco, una joyita de heavy metal totalmente clásico, aunque el concierto fue un repaso de toda su carrera, jalonada de grandes discos, desde su inicial EP, “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” (del 78, nada más y nada menos), su clásico inmortal “Herederos de un imperio”, o sus excelentes tres últimos trabajos desde que volvieron en 2002.

Siempre se dice que la veteranía es un grado, y si a esto le unimos una gran calidad y actitud, tenemos una formación que nunca falla en directo y que, a sabiendas de que no tienen ni tendrán el éxito que se merecen, lo siguen dando todo en directo, y eso que esta vez no fue el mejor concierto que he visto de la banda (sin ser malo, que nadie me malinterprete). Simplemente les vi algo menos arrolladores que otras veces, quizás algo decepcionados por la floja respuesta del público, aunque también es cierto que los pocos que estuvimos hicimos mucho radio y disfrutamos a tope del buen concierto de los de Mislata. Está claro que los jefes de la banda son los dos guitarristas, Vicente Feijoo y Rafa Játiva, siempre elegante, roquero y preciso, aunque esta vez si tengo que destacar a alguien es al bajista Vicente Romero, “Hueso” (ya con el pelo bastante más largo, por cierto), que no paró de “macarrear” y vivir el concierto, demostrando que, ante todo, el heavy metal es personalidad y actitud. Y no me olvido de Bienve, la locomotora humana que aporta siempre esa fuerza de base que aupa a ZARPA y les “obliga” a ser una potente y realmente solvente banda en directo.

El concierto duró aproximadamente dos horas y volvió a ser un buen decálogo de cómo tiene que ser un show de una banda veterana y de calidad como son ZARPA, con buena comunión con el público, aunque ya digo que les notaba descontentos con la pobre asistencia y que eso influyó en el desarrollo del concierto. Quizás el comienzo con “Un mundo perfecto en un mundo siniestro” y “Máquinas” no fue tampoco demasiado acertada, pero todo cambió con el clásico “Llega el castigador” de sus primeros tiempos. A partir de aquí, mezcla de temas de sus últimos trabajos como las fantásticas “Los hijos de la muerte”, la pegadiza “Fantasía” (un lujo en directo) o la roquera “Babilonia la ramera”, como clásicos imprescindibles como la gran “Reacciona” (de siempre mi tema favorito del grupo), “Ojo por ojo” o ese “Cuero y cadenas” que siempre ha sido de las favoritas de los más “trues”. Ya para el final, era obvio que tenían que caer las esperadas “Luchadores de la paz” (¡qué puto temazo!) y el superclásico y su tema más inmortal como es “Herederos de un imperio” que nunca pierde su magia, por muchas veces que la oigas en disco o en directo.

Bien por ZARPA, bien por el público asistente y no tan bien por los que siguen profesando su amor eterno a una forma de hacer y entender la música, al heavy metal más puro, pero luego no los ves en los conciertos, especialmente si son de grupos nacionales y no son de los más netamente conocidos. Ellos se lo pierden, que se suele decir, pero me sigue pareciendo una pena que un grupo tan legendario y excelente como ZARPA tenga que seguir en ese nivel tan underground que no beneficia a nadie.

Texto y Fotos: David Esquitino