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Crítica. Avalanch. Muerte y Vida

AVALANCH: “Muerte y vida” (Santo grial)

Que los asturianos, liderados desde siempre por Alberto Rionda, hace muchos años que no tienen que ver con aquellos powermetaleros que triunfaron con discos como “Llanto de un héroe” y “El ángel caído” a mediados/finales de los 90, lo tenemos todos claro. De todos modos, han vuelto a contar con el gran Luis Royo para volver a dar forma al arte gráfico (lúgubre y gótico pero impresionante a todas luces) de un disco que, pese a eso, sigue por supuesto la senda de la evolución más roquera y actual que comenzó con el fantástico “Los poetas han muerto” en 2003, aunque a su vez relaja el tono más rabioso, moderno y furioso que mostraban sin duda en “El hijo pródigo”. Quizás “Muerte y vida” se sitúe en un punto intermedio entre ambos, y cogiendo a su vez los aspectos menos powermetaleros del propio “El ángel caído”. El trabajo gira en torno precisamente a los aspectos expresados en el título, y además expresa una melancolía general, además de una belleza en melodías que no dejan indiferente. Musicalmente y a nivel de sonido el nivel es muy alto, y tanto los propios músicos como sobre todo Ramón Lage, hacen un trabajo espléndido. Hasta ahí lo bueno, y es que el disco está recibiendo críticas excelentes y será por algo, pero yo tengo que ser sincero y reconocer que no me termina de entrar y que se me sigue quedando algo alejado de mis gustos. Imagino que es el sino de esta banda: encantar a sus seguidores, seguir recibiendo alabanzas de los que especialmente desde “Los poetas han muerto” han aceptado al 1000% esta segunda etapa de la formación, no terminar de convencer a sus primeros fans, y dejar algo indiferentes a los que, como yo, nunca hemos llegado a disfrutar plenamente de la calidad de esta banda en ninguna de estas dos etapas. La calidad de temas como “Angel de la muerte”, “Hoy le he vuelto a recordar”, “Otra vida” o “La prisión de marfil” es innegable pero, por mucho que lo intento, me ha dejado algo frío… Eso sí, “Muerte y vida” no os dejará indiferente y esto ya de por sí es buena señal para el disco. (David Esquitino)