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Crítica. Metallica. Death Magnetic

METALLICA: “Death magnetic” (Universal):

Si hace poco hablaba del de AC/DC, ahora es el turno de otro de los discos del año, al menos por nombre y expectativas generadas. Y según las opiniones de la gente, en general ha gustado mucho, aunque no podemos ser excesivamente triunfalistas en el sentido de que después de tamaña cuesta en picado como fueron respectivamente “Load”, “Reload” y sobre la joya de la corona, (negativa, claro), “St Anger”, cualquier disco mínimamente metálico (y sí lo digo en los dos sentidos), nos iba a convencer sí o sí. De todos modos, quería formarme mi propia opinión y no dejarme guiar ni por los más satisfechos ni por los que ya hagan lo que hagan los ex hombres de negro pensarán que es indudablemente una mierda.

Pues bien, la opinión objetiva es que estamos ante un buen disco, bastante mejor que los tres anteriores, y quizás incluso en una cierta evolución lógica que podría haber sufrido la banda tras el mítico “Black álbum” hace ya la friolera de 17 años… período en el que han pasado tantas cosas en el rock y heavy, y sobre todo en la vida e historia de METALLICA, que es casi estúpido comparar, aunque por otro lado es inevitable. Subjetivamente, ni mucho menos es el león tan fiero como lo pintan, estando ante un buen trabajo, quizás en la onda de “…And justice for all” en el sentido de tener temas muy largos (de hecho todos pasan de los 5 o 6 minutos) y de haber reminiscencias en muchos momentos a algunos temas de este disco como “One” (el “parecido” entre el single “The day that never comes” y su, para mí, mejor composición es casi sangrante; y por ejemplo el concepto de la larguísima instrumental “Suicide&redemption” es el mismo que la gran “To live is to die”, con partes también de “Dyers eve”).

De todos modos, ésta es la característica principal del disco, a la par que posiblemente mi mayor crítica al mismo, y es que a veces parece que estemos ante un refrito de sonidos, partes, riffs y maneras de encarar los temas del pasado, con la particularidad que ya no es fresco ni novedoso ni auténtico, y esto lastra bastante para mí el buen trabajo realizado pese a todo en “Death magnetic”. Aparte de esto, y siguiendo con lo que no me ha convencido del trabajo, evidentemente hay que volver a hablar del sonido, y es que me sigue pareciendo incomprensible que una de las bandas más importantes, millonarias y capacitadas de la historia pueda sacar un disco con un audio tan “regulero” como el de “Death magnetic” (por mucho Rick Rubin que haya sustituido al ya quemado Bob Rock). Eso sí, sin llegar obviamente al chiste que era el sonido de “St Anger”, pero dejando aún mucho, muchísimo que desear, y es que la fuerza, rabia y suciedad de “Kill´em all” no funciona con rockeros millonarios de 45 años buscando sonar con la chispa de antaño. Aún así, hay sólos, buenos riffs, fuerza y mucha más magia en la voz de James de la que podíamos soñar viendo por ejemplo el documental “Some kind of monster”, pero por otro lado el sonido de la batería sigue siendo de lejos el punto más flojo de todo el disco, tanto a nivel de interpretación como sobre todo a nivel de producción y sonorización, y no lo puedo entender.

Yéndonos a lo mejor del disco, sin duda hay que comenzar con la portada y sobre todo la presentación, de lujo, exquisita a más no poder (especialmente la edición en doble vinilo), y esta vez sí, propia del nombre que lleva detrás (con su logo de siempre en el frente, por supuesto). Ahora, digan lo que digan, la portada sigue siendo un juego visual con un coño, y no sabemos muy bien lo que representa, supongo que el origen de una nueva criatura después de morir progresivamente con los tres últimos discos. Luego, el trabajo de los músicos en general es bueno, casi intachable, destacando a un Kirk Hammet que de nuevo vuelve a ser él (a ver qué tal se desenvuelve en directo porque por ejemplo en Getafe el verano pasado estuvo muy fallón), a un James Hetfield que posiblemente sea lo mejor del disco (¡gracias a Dio por su recuperación para la causa!) y a un Robert Trujillo en su primera grabación de estudio con el grupo y mostrando un nivel sobresaliente, aportando mucha fuerza de base al sonido. La cruz al respecto se la lleva Lars Ulrich, que si siempre ha estado algo sobrevalorado (supongo que por ser el batería de METALLICA, con lo que esto conlleva), su nivel y decadencia en los últimos años es preocupante.

Hablando de los temas, quizás me quedo con las potentes “Broken, beat&scarred”, “That was my life” y sobre todo con “My apocalypse”, con diferencia lo mejor del disco y quizás la única que sí te obliga a volver a decir que estos sí son METALLICA (aunque no deja de recordar continuamente a estructuras y partes de canciones del pasado). Del resto, también me resultan interesantes (aunque algo largas) los desarrollos instrumentales y caña de “All nightmare long” o “The judas kiss”, además del buen tono comercial y pegadizo del single “The day that never comes” (por mucho que sea una copia inferior de “One”). Entre los temas que no me entran, sobre todo me sobran el moderneo de “Cyanide” y el punto soso, soso del medio tiempo “The unforgiven III”, que si la uno es excelente, ya la dos bajaba el nivel y en este caso simplemente me parece innecesaria. Aunque de todos modos el nivel general de los temas es alto, quizás a veces un tanto lastrados por una excesiva duración, pero demostrando que afortunadamente no han perdido la magia y la chispa que les hicieron únicos (aunque estén muy lejos de aquellos años, que nadie se engañe).

En definitiva, un disco del que podríamos hablar y debatir durante horas y posiblemente pocos nos pondríamos de acuerdo. Pese a todo, es obvio que han superado el gran bajón creativo y personal que supuso “St Anger”, y al menos vuelven a parecer si no la apisonadora sin rival que llegaron a ser con sus cuatro primeros discos, o la máquina de heavy metal más “comercial” (dentro de su estilo, claro), del negro, de nuevo un nombre a respetar y a tener en cuenta, y sobre todo se han ganado el derecho a poder volver a ostentar con honor el privilegio de ser una de las mejores y más importantes bandas de la historia. Ahora, personalmente sólo sitúo a “Death magnetic” como su mejor disco en más de 15 años y en pugna con “Load”… que si lo pensamos tampoco es demasiado.

Texto: David Esquitino