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Festival Leyendas del Rock

Leyendas del Rock, 9, 10 y 11 en Bolnuevo/Puerto de Mazarrón.

Llegamos al Puerto de Mazarrón el jueves por la tarde y lo primero que vimos es que el recinto estaba en la otra punta del pueblo (con respecto al campo de fútbol del año pasado), concretamente ya en Bolnuevo, en cuya playa y junto al propio camping de Bolnuevo se ubicaba el recinto del festival. Llamaba la atención que en este caso los escenarios estaban colocados en paralelo, pegados uno al otro (recordemos que el año pasado estaban enfrentados), con lo que sería muy fácil ir de un escenario a otro ya que, en cuanto acababa un concierto, comenzaba el siguiente pero justo al lado.

El propio recinto era más amplio que el año anterior (aunque también de tierra y “modelo descampado”), con el merchandising oficial (con precios para todos los gustos según la banda) y las barras situada en el lado izquierdo (según mirabas a los escenarios), y en el derecho los puestos de comida (muy variados y con precios más o menos asequibles) y el propio mercadillo habitual en todos los festivales (con muy poca representación de puestos con material de rock/heavy nacional, por cierto, aunque nada que no esperáramos inicialmente, ¿verdad?), todos ellos cubiertos por amplias carpas de lona blanca que nos iban a proporcionar la tan necesaria sombra y descanso en un festival tan largo y con tantas horas al sol previstas (aunque afortunadamente el viernes estuvo hasta nublado y con algunos grados menos de los que sí que soportamos “a saco” el sábado). En la parte trasera y en el lado izquierdo, había unos 15/20 servicios portátiles (que junto a los que había en la propia zona de acampada creo que fueron suficientes para satisfacer las necesidades de los asistentes), junto a una fuente con tres grifos que “daban la vida” en las horas de mayor calor durante el festival (o al acabar los conciertos, ¿que no?).


La zona de acampada se situaba justo detrás de la explanada en sí de conciertos, barras, puestos y demás, y bueno, aunque obviamente no era la acampada ideal (no dejaba de ser un descampado semi-abandonado), sí era lo suficientemente amplia, estaba justo a pie de playa, con algunos arboles que daban deseada sombra, servicios y duchas portátiles, una barra y tres duchas exteriores para refrescarse en los momentos de mayor calor. La gente que estuvo acampada es la que tiene que opinar (por cierto, estuvo abierta al público desde el lunes por la tarde hasta el propio domingo siguiente), pero en una primera opinión externa, mucho mejor que el “patatal” de Villarobledo o el reciente desierto en Zaragoza… aunque todavía seguimos a años luz de las zonas de acampada de otros festivales europeos, las cosas como son.

Las pegas y cosas que se podrían haber mejorado, al final es el propio público el que debería enumerarlo. Por eso, a grandes rasgos yo esta vez prefiero decir que, salvo matices y ciertos detalles (como el propio hecho de hacer un festival en Murcia a mitad de agosto, pero bueno, esto es lo que hay y ya está), la organización se lo ha currado para ofrecernos un buen festival, cuidando bastante los detalles básicos para que todo el mundo se sintiera a gusto y no saliera decepcionado de la segunda edición del Leyendas del Rock… A nivel personal quizás me sobraron dos o tres grupos cada día porque es cierto que estar en un festival de una del mediodía a cuatro o cinco de la mañana es una verdadera paliza, y además los conciertos antes de las 8 de la tarde se hacían realmente cuesta arriba por el calor… Y es que, siendo prácticos, además se acaban las grupos legendarios para próximas ediciones. Bueno, aparte de esto (y quizás el hecho de que no hubiera ni cinco minutos entre concierto y concierto, además de la ausencia de un espacio con sillas o similares para descansar) para mí las impresiones son básicamente positivas.

Lo primero que quiero destacar es el excelente equipo de sonido de ambos escenarios, que nos permitió disfrutar (y no sufrir como pasa lamentablemente de vez en cuando en los festivales) de casi todos los conciertos desde el jueves (con excepciones puntuales y más debido a la propia banda y/o su técnico de sonido que al equipo en sí), pasando por las primeras bandas de cada día, hasta los lógicos cabezas de cartel y nombres grandes del festival. Un diez por mi parte en este sentido para el equipo de sonido y los propios técnicos que hicieron que el rock en el festival sonara como un cañón.

Además, los horarios se cumplieron prácticamente al 100% durante todo el festival (tanto a nivel de conciertos como de firmas de las bandas) con lo que no hubo que sufrir retrasos o problemas importantes con respecto al horario y duración de los conciertos, cancelaciones (aparte de la de TOPO por enfermedad/convalecencia de uno de sus miembros y que ya se anunció previamente) o similares a este nivel. Un aplauso a la organización en este sentido porque no suele ser lo habitual precisamente.

Otro aspecto en el que normalmente suelen fallar casi todos los festivales son los precios… pero en este caso es cierto que fueron bastante asequibles para todos: costando 5 euros los “minis” de bebida (cerveza, calimocho y refresco), y 4 euros los bocadillos (además de los precios particulares de los puestos de comida, que no me parecieron populares pero tampoco excesivos ni mucho menos), además de la posibilidad de refrescarte con rajas “hermosas” de sandía o comer minipizzas por 1 euro… y tenían tabaco.

¿El público?, siempre correcto, muy animado y comprometido con el festival, dando color y mucho ambiente al evento (lógicamente más a partir de las horas de la tarde, las cosas como son) y acudiendo “en masa” a Mazarrón (de hecho, habría unas 8.000 personas, casi el triple que el año pasado), demostrando que ni somos cuatro, ni una panda de desfasados (aunque algún “morao” te encontrabas deambulando por el festival desde primera hora, jeje) ni sobre todo “sólo chavales festivaleros” porque en el festival pudimos ver desde gente muy joven, “viejos roqueros” y “dinosaurios del rock”, hasta familias enteras que se acercaron a Mazarrón con los chavalillos pequeños (que había unos cuantos) creando cantera segura, y poniendo un punto cuanto menos curioso.


En cuanto a las bandas, en www.rafabasa.com podéis leer desglosadas las actuaciones de cada uno de los grupos, junto con nuestras opiniones tanto objetivas como subjetivas de cada concierto. Así haciendo un repaso muy general, nombrar ganadores y vencedores de esta edición me parece demasiado gratuito porque casi todas las bandas lo dieron todo y, a grandes rasgos, se vio mucha calidad y “buena forma” (y viendo las edades de muchos de los músicos presentes, no es tontería remarcarlo), tanto en las bandas en activo, como en las que se hayan podido reunir para la ocasión. El jueves es obvio que MEDINA AZAHARA dieron un concierto supremo (de lo mejor sin duda de todo el festival), de muchos, muchos quilates, y demostrando que ante todo son una banda de rock y con algunos de los mejores músicos de este país entre sus filas. El viernes hubo conciertos muy interesantes y buenas sorpresas como las de ACERO, PEDRO BOTERO, TEMPLARIO o el TRIBUTO TRITÓN/BANZAI, además de valores seguros como casi siempre son en directo SARATOGA, ZARPA, SILVER FIST, LOS SUAVES (“excesos” del Yosi aparte, obviamente) y sobre todo OBÚS, que para mí fueron los grandes triunfadores del primer día… Y en el lado negativo hay que nombrar a ÑU (y es que cuando el Molina se empeña en “hacer de Molina” en directo, malo… y es una pena porque la banda estuvo realmente bien) y sobre todo PANZER, muy por debajo de las expectativas creadas (¿o realmente al nivel que se esperaba?).

El sábado creo que aparte de bandas menos conocidas pero con buena reputación como BADANA, SAUROM o ANGELUS APATRIDA, incluso los propios COZ, tengo que destacar sin duda a PANZER (Chile) como la sorpresa positiva del día (junto a ROSENDO que me sorprendió para bien después de varios conciertos mucho más sosos en los últimos dos o tres años), además de confirmar las buenas expectativas que tenía con SOBREDOSIS (en una forma excelente). En la “eterna” pelea entre SHERPA y BARÓN ROJO, en este caso quedaron al 50%, dando ambos buenos conciertos, aunque ganando BARÓN sin ninguna duda en cuanto a afluencia de público esta vez. ¿Decepciones?, ninguna realmente el sábado, aunque reconozco que RATA BLANCA y PAUL DI’ANNO me gustaron menos que otras veces.


Después, detalles, anécdotas, momentos divertidos, ratos de mucho calor, canciones especiales, risas, conversaciones del metal, “subidones” y “bajones”… cada uno tuvimos los nuestros, así que es tontería particularizar cuando esto es cosa más bien de cada persona. Yo me quedo con el mero hecho de ver gente de edades tan absolutamente dispares disfrutando en paz y armonía de tantas horas de buena música y convivencia roquera, y el ver a tantas y tantas bandas de todas las épocas de nuestro rock y heavy metal (pasado, presente… y digamos también futuro, aunque quizás esto es lo único que eché más de menos en el cartel, más bandas nuevas) ofreciendo tan buena amalgama sobre un escenario.

Pues nada, a ver si el éxito de este año sirve para consolidar un festival que apuesta totalmente por nuestro rock nacional de ahora y de siempre, y en próximas ediciones tenemos de nuevo en España un Leyendas/Mazarrock de verdad a la vieja usanza. (David Esquitino)

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