Ombliguismo
No suelo acudir a eventos doscerriles. No por nada en particular. Tal vez tenga que ver mi cada vez mayor cinismo ante su utilidad. O puede que sea el cansancio tras llevar casi 15 años viendo a gurús cuyas aportaciones pueden ser leídas en decenas de sitios web y en el mejor de los casos en artículos científicos o libros con mayor o menor entidad.
La novedad que ha sido incorporada en los últimos tiempos es que no es necesario trasladarse al espacio en cuestión, sino que tan ricamente desde tu máquina puedes verlo en streaming e incluso comentarlo a través de Twitter o Facebook. Y esos comentarios suelen ser mucho más divertidos que la charla del gurusillo en cuestión ya que, al menos, haces amigos… o enemigos…
Esta semana se ha celebrado el SIMO. Creo que podrían mover un poco las siglas y rebautizarlo como MIOS. El yoismo como modelo de comunicación, glorificando al pope que cuenta cosas frente a un Powerpoint con bellas fotografías mientras los suyos asistentes parecen asentir, con mayor o menor convencimiento. Mi experiencia, mi idea, mi mensaje, mi, mi, mi…
¿Pero realmente es necesario que en un evento un profesor pontifique sobre que las empresas no saben usar Facebook? ¿Es lógico que un gurú de primer nivel repase su libro de 2002 sin aportar nada nuevo? ¿Se comprende que las operadoras de movilandia sigan con sus futuribles, oídos una y mil veces, pero siempre lejanos a la realidad, por no decir que absurdamente falsos?
Mi amigo Marcelino dice que las empresas pasan de la Web 2.0 con razón, ya que no ven que exista un modelo de negocio claro. Yo voy más allá. Espero que sigan pasando de ella y deseo que hasta la Web 2.0, o de Nueva Generación se les olvide. A ellos y a todos. De esa manera podremos centrarnos en lo que nos gusta: bloggear, twittear, encontrar a amigos a través de Facebook, descubrir música en MySpace o martirizar al mundo entero con nuestras fotos y vídeos sin tener que esperar a que vengan a nuestra casa. Si se olvidan tal vez no haya que santificar el eventismo del “me miro el ombligo una y otra vez”.
Da igual, todo es cuestión de modas… o de pasta… ¿no?
Pues, mira por dónde, me has dejado meditabundo. ¿Dónde queda todo eso del marketig 2.0? Ahora que empezaba a enterarme de las teóricas utilidades, cuando no “imprescindibilidades”, llegas tú con esta reflexión y se me desmontan los palos del sombrajo… ¿es cuestión de moda… de pasta… o de evolución natural e ineludible de los medios de comunicación?
Lo que sí tengo cada vaz más claro es la sobreabundancia de gurús mayestáticos que se empeñan en convencernos a los ceporros preTIC’s de que sin ellos estamos condenados al más absoluto ostracismo.
Me parece que me pilla un poco mayor todo esto. Creo que me dedicaré a pintar y a compartir mis cuadros en algún ciberespacio guapo.
Abrazos querido profe.